La condena del FGE a quien deja a los pies de los caballos es a toda la ciudadanía frente al Estado de Derecho, la necesidad de pruebas incriminatorias y la presunción de inocencia, a las que acaban de asestar un golpe letal. 50 años de democracia merecían algo más que dejar todo atado y bien atado.
Quizá sea porque la democracia en España es una quimera, un susurro que se lo lleva el viento apenas se pronuncia. Un quiero y no puedo por qué no han habido cojones de depurar cargos fascistas de la dictadura
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